Una investigación sobre el Antiguo Egipto demuestra cómo se "graban" la desigualdad y género en los huesos humanos

Última Actualización 14:20

Se analizaron los huesos humanos de 259 personas procedentes de yacimientos egipcios y nubios entre los años 4.800 y 1.750 a.C, según ha precisado la Universidad de La Laguna

SANTA CRUZ DE TENERIFE, 19 (EUROPA PRESS)

Una investigación sobre el Antiguo Egipto ha logrado demostrar cómo se graban la desigualdad y el género en los huesos humanos. De este modo, expone, "más allá de las pirámides y faraones", los cimientos de Egipto se asentaron también sobre "los propios cuerpos que trabajaron en la creación del Estado". En ella se analizan los huesos humanos de 259 personas procedentes de yacimientos egipcios y nubios entre los años 4.800 y 1.750 a.C.

El estudio está publicado tanto en el volumen 'Bodies That Mattered. Ancient Egyptian Corporealities' (Sidestone Press, Leiden) como en el prestigioso International Journal of Osteoarchaeology, y él participan el arqueólogo Jared Carballo Pérez, de la Universidad de La Laguna, y la profesora Sarah Schrader, de la Universidad de Leiden (Países Bajos), según ha avanzado esta semana la institución académica tinerfeña en una nota.

Asimismo, la investigación combina análisis osteológicos, iconográficos y de información arqueológica para ir descifrando cómo las tareas cotidianas y las jerarquías sociales del valle del Nilo quedaron literalmente grabadas en los huesos. Los resultados muestran que las desigualdades sociales se manifestaron físicamente.

De este mdo, los hombres solían presentar marcadores de esfuerzo en hombros, piernas y pies, posiblemente relacionados con labores agrícolas de preparación, construcción y pastoreo, y las mujeres mostraban mayor desgaste en brazos, manos y zona lumbar, quizás asociado a actividades de manutención de la sociedad como el tejido y la molienda, según sostiene la investigación.

"Los huesos son archivos de nuestro día a día. En ellos se van inscribiendo nuestras rutinas, el trabajo, y las diferencias de poder dentro de la sociedad. En Egipto y Nubia, hemos podido ver que estas desigualdades aparecieron grabadas en sus cuerpos antes de aparecer en textos o imágenes", ha explicado Carballo Pérez, investigador posdoctoral en la Universidad de La Laguna.

EL CUERPO, UN REFLEJO "DEL PODER"

A través de la teoría de la incorporación, el equipo muestra cómo la biología humana no puede separarse de su entorno social. A medida que las sociedades del Nilo se hicieron más complejas y jerarquizadas, los cuerpos de las clases trabajadores se transformaron bajo la carga física de nuevos sistemas productivos más exigentes.

"La construcción de los estados egipcio y nubio también fue una construcción corporal: las pirámides, templos, ciudades y campos se levantaron a costa de los cuerpos que asumieron el peso de estos trabajos cotidianos".

El análisis osteológico también revela diferencias según la zona y el tiempo: en los períodos más antiguos, como en el Neolítico Final (V milenio a.C.), las mujeres parecen haber tenido mayor autonomía y participación en tareas diversas, mientras que en etapas posteriores, como el Reino Antiguo egipcio o el Reino de Kerma en Nubia, las diferencias de género y clase social se acentuaron, con lo que el trabajo femenino pudo quedar relegado al ámbito doméstico y de tareas agrícolas y ganaderas más específicas.

Con todo ello, esta investigación desafía la imagen clásica del Egipto faraónico centrada en las élites masculinas, ofreciendo una visión "más amplia y humana" del pasado. "Queríamos devolver el protagonismo a quienes no suelen aparecer en los textos ni en las tumbas monumentales: las mujeres, los campesinos, la gente común. Ellas y ellos fueron quienes realmente construyeron Egipto", ha señalado Carballo Pérez.

LA REGIÓN DE NUBIA

El trabajo también reivindica la importancia de Nubia (actual Sudán del Norte y parte del sur de Egipto), una región que históricamente ha sido marginada en cierto grado por la egiptología tradicional, mostrando que sus sociedades desarrollaron paralelamente complejas jerarquías y divisiones del trabajo. Más allá de su valor histórico, el estudio busca conecta con debates contemporáneos sobre salud laboral, desigualdad y los cuidados.

"Estudiar los huesos del pasado es también reflexionar sobre los cuerpos del presente", concluye el investigador de la Universidad de La Laguna. "Si hace más de cinco mil años la desigualdad se marcaba en los huesos que nos han quedado, hoy lo sigue haciendo en nuestra salud y en nuestras costumbres diarias, como el tener una vida sedentaria en la oficina, o bien tener que levantarse todos los días para sacar al ganado", añade.