MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
El mercado inmobiliario en España se encuentra en una fase de crecimiento con previsiones de cerrar el año 2025 con una inversión transaccionada que superará la barrera de los 15.000 millones de euros.
Este hito, el mejor registro de la última década fuera del periodo de la pandemia, se debe a un entorno de tipos de interés moderados, elevada liquidez y una notable sofisticación de los inversores.
Así se desprende del último informe de Laborde Marcet, consultora especializada en gestión patrimonial, que destaca la profesionalización del inversor como el motor detrás de este auge.
Según Carlos Bajo, director de la firma, los datos muestran una clara concentración de capital en el segmento de 'living', que ya se ha consolidado como un activo central, al tiempo que se observa una redistribución más estratégica de las carteras.
VIVIENDA Y MINORISTAS, LOS PRINCIPALES MOTORES DEL CAMBIO
El segmento vivienda continúa liderando el volumen de inversión, pero el comercio minorista ha emergido como el sector más dinámico. "Estamos registrando un incremento sostenido de operaciones en localizaciones 'prime' y en formatos adaptados a la nueva demanda de consumo", explica Bajo, quien subraya el notable crecimiento del tamaño medio de las transacciones en este sector.
Por su parte, el sector hotelero y el logístico mantienen un gran apetito inversor, con un desequilibrio estructural entre la demanda y la oferta que tensiona el mercado. La escasez de producto de alta calidad en estas áreas hace que las operaciones que se cierran sean particularmente representativas en volumen de operación.
Según la consultora, el mercado de oficinas ha iniciado un proceso de recuperación, reincorporándose a las carteras de los inversores como un activo clave para la diversificación.
"La inversión en oficinas vuelve a formar parte de la estrategia de diversificación", añade Bajo, destacando el rol de la consultora en ayudar al inversor a ajustar y optimizar su asignación de activos de forma continua.
En este nuevo contexto, el perfil del inversor está evolucionando hacia un enfoque más estratégico. "El mercado premia la capacidad de anticipación y la ejecución eficiente. Detectamos un inversor orientado a la optimización de rentabilidades ajustadas al riesgo y a la creación de valor a largo plazo mediante una redistribución de su cartera", concluyen desde Laborde Marcet.